1:30 segundos para el final
El maletín en manos de la ruskie y el arma de fuego en mis manos, dos disparos al centro del pecho de aquel soldado infeliz, hierros de venganza de todos aquellos que perecieran bajo su mando, no había dudas ni moralidades en cada jalada de gatillo, solo odio, profundo visceral y gutural odio.
- Mexicano, -dijo nadhe- tenemos que irnos ya!
Aquella mujer hacia alocución del reloj impiedado que corría cual gotas de vida que se nos desparramaban entre los dedos, que importaba ya? donde podíamos ocultarnos?
El cuerpo de aquel maligno oficial renegado del ejercito estaba en posición fetal y ahogado en un charco de sangre impoluta brotado de sus heridas, a mortis solo un delgado muesco de labios mostraba la cantidad de dolor que sufría en los últimos halitos de vida que le restaban.
- Maldito cabron! –volvió a gritar- ruega mi muerte hijo de puta! Algo mas balbucearía pero los borbotones de sangre que salían de su boca le impedían pronunciar mas.
Me congele por un par de segundos mas, debería asegurarme que aquel mal nacido pereciera, no tan solo por la promesa de salvoconducto transpirada por el mismísimo presidente de los Estados Unidos América, si no por la amenaza que pretendía si este de alguna manera consiguiera levantarse vivo de aquellas heridas justicieras, un enemigo mas no era necesario, no le queríamos ya.
Aquella mujercita que tenia dentro el corazón de un león, me jalaba de mi estupor al mismo tiempo que me sacaba de aquel comannd center, el caos era supremo, los últimos soldados eran reducidos a viseras por los centinelas modificados de su mismo ejercito, a pesar de la violencia era una suerte de muerte piadosa antes los millones de grados centígrados a los que nos rostizariamos en un par de minutos, mientras y sin saberlo o importarles siquiera, cientos si no que miles de reanimados daban voraz cuenta a nuestro alrededor de la milicia restante, disparos, ráfagas y múltiples explosiones ringaban en el oscuro aire de una tragedia por venir...
- No tiene caso nadhe –por un instante lloriquee- vamos a morir, vamos a morir!
- No pienso caer, -respondió la ojiazul- no ahora, no después de llegar tan lejos!
Una explosión casi nos deja sordos a una docena de metros de donde nos encontrábamos, sin mencionar que nos achicharro centímetros de nuestro cabello debido al blast de calor que le precedió con fuerza sobrecogedora, mi piel se achicharro por momentos mientras el dolor amenazaba con saturar cada una de las células vivas y muertas que todavía conservaba en el cuerpo...
Los restos de concreto mutilaban a docenas de no muertos con sus poderosas esquirlas, fuego y polvo asomaban el campo de matanza, algunos soldados atrapados por la explosión gritaban de dolor por las heridas, otros solo emitían quejidos desdentados y silenciosos ante lo inevitable.
Todos estaban ante el portal del infierno...
A todos se los va a cargar la chingada...
Por que la muerte avisa, la muerte anuncia su proximidad, los cercanos a ella la presienten, la pueden inclusive oler, un dulce aroma que satura todos los sentidos, obligando a cada fibra vital a reaccionar en contra del evento fatal en punta de los propios ojos incrédulos.
El mundo transcurría lento en unos segundos interminables a nuestra extinción, cada momento a nuestro alrededor era una fotografía macabra, sangre y viseras, tripas... Trozos de carne cruda y nauseabunda, muertos y vivos un puré de mierda se embarraba sobre la superficie de aquella batalla sin sentido.
Una y otra aquellas bestias tomaban el control de la multitud de reanimados, en sus garras los sesos de las putrefactas criaturas escurrían mezclándose indiscriminadamente con cuajos de sangre ácida y otros órganos provenientes de los cuerpos caídos, de la docena de soldados que todavía trataban de defenderse la vida se les escapaba de las manos, entre granadas y fuego de repetición compraban preciosos segundos antes de ser destazados por la turba de no muertos que se cernía sobre ellos, a sus espaldas los centinelas, los demonios el nombre no importaba, aquellas quimeras cumplían su labor al pie de la letra segando los campos de muertos con sus inhumanas herramientas de destrucción masiva.
-Mexicano! -grito aquella mujer desesperada-
Las orbitas de mis ojos buscaban respuestas a mi alrededor, varios de los cadáveres que rodeaban serian de soldados roídos a un nivel de no ser recuperables para nada ni para nadie, aferrados todavía a sus armas, las ultimas facciones reconocibles en ellos mostraban el terror de lo inevitable, la inesperada manera de acabar con la vida dolida y parida por alguna madre que ahora deambularía errante en busca de nuevas victimas jugosas.
Eso sangraba locura...
La locura en una revisión profunda y profana será para algunos un estado mental permanente, un motivo que incapacita la mente para pensar y actuar de manera coherente ante la sociedad, sin embargo en la mente de los que la sufren se desarrolla como un momento de escape ante una realidad que apabulla, las voces, los ecos en la cabeza, los demonios que circulan nuestro alrededor, miles asesinan y mutilan en nombre de la locura, otros la toman y la usan como excusa para seguir viviendo.
De motivos a motivos, para mi la locura seria una manera de desnudarme de mis miedos, complejos, mascaras....
Dejando atrás todas mis dudas, llegaba el miedo de dejar de llorar mis pasados... Todos estaban muertos, amigos hermanos, amores e hijos... Cuando no queda nada por lo que vivir, solo puedes arrodillarte...
O tomar un arma y hacerle cara a cara a la muerte y reventarle su inevitabilidad a puntas de bala y sudor....
En lo que todos tomarían como una soberana locura...
Un par de fusiles automáticos arranque de las manos desgarradas de un cadáver militar, mi intención era clara, adiós miedos, adiós pasiones perdidas, si estos eran los últimos momentos de una existencia morbosa y patética, serian los mejores momentos de valentía que me ganarían el cielo y el respeto de los muertos que se pudrirían sin esperanza y remedio al sol.
Sin apuntar y confiando en la capacidad de fuego repetido de aquellas armas desboque en un grito cada una de las agruras obtenidas de tanta desesperación, los cadáveres ambulantes se derrumbaban como autenticas coladeras humanas, uno tras otro solo para que los que no terminaban con el cráneo en puré se levantaran una vez mas, la ira me obligaba a apretar furiosamente los gatillos que amartillaban las municiones de alta velocidad y punta anti blindaje, 100 o doscientos tiros después con los cañones al rojo vivo me encontré en la necesidad de recoger nuevas armas, solo para trepar dentro de un hummer abandonado y tomar mía la pavorosa ametralladora antitanque que en el estaba montada, el cargador múltiple me aseguraba al menos 1500 municiones, las suficientes para terminar mi vida peleando de frente ante la turba de demonios que vienen a reclamar mi alma a las profundidades del hades, no, no, no.... hijos de perra, este cadáver hervirá ante el fuego nuclear antes que ser el aperitivo que tanto necesitan!
Sin embargo la vida ni el destino estaba compradas, a mi derecha nade estaba rodeada por un grupo de zombies que servia de vaso para la furia de un centinela, este en particular me era conocido... Era Spanky, esa cosa y yo teníamos una cuenta pendiente!!!
-Tírate al suelo- grite- mi voz en alza atrajo la mirada de todas las criaturas incluyendo al anemorfo, era la hora de pagar.
Apreté el gatillo, un sonoro click me alerto de que algo no estaba bien, una arma cargada y un Hummer vació en medio de un campo de batalla no era algo común, al menos de que algo no funcionara....
Aquella bestia parte humano, parte animal extendió lentamente sus garras, pude ver la expresión en su deforme rostro, era de satisfacción, la satisfacción que le daba haber sido el quien inutilizaría minutos antes aquella arma de guerra, lo atestigüe demasiado tarde al mirar el sapazo marcado en el metal del cargador, estaba atrapado entre aquella cosa y un ataúd inútil sobre ruedas...
- Acabemos con esto! - dije subiéndome en el techo de aquel todo terreno militar- quieres mis nalgas puto? Ven por ellas!
Ahora era el y yo... Y un millón de esas cosas.... Y un misil balístico en camino.....
Un par de segundos bastaron para tomar la decisión final, aquella cosa salto con la agilidad de un guepardo al mismo tiempo que yo me arrojaba al vació en su dirección, en la mano el cuchillo que arrancara de la mano de Nadheza en su intento fallido de ajusticiar al militar, como en los viejos tiempos, el humano contra la bestia, la supervivencia de las especies...
El golpe fue suficiente como para noquearme por unos segundos, aquella cosa pesaba alrededor de 200 kilos de furia y fuerza sobrecogedora, si no es por mi deseo estupido de aferrarme al cuchillo enterrado en el pecho de aquella cosa me hubiera estrellado directamente en el suelo cosa que al final ocurrió cuando aquella entidad me arranco con sus poderosos brazos y fui arrojado al tejaban donde antes me habían apresado.
Dicen que la vida pasa frente a tus ojos cuando vas a morir...
Sin embargo todo lo que podía sentir eran los tres pedazos en los que mi pierna se había partido.... Un dolor indescriptible e inenarrable invadió cada una de mis arterias mientras aquella cosa se abría paso entre las paredes de metal de aquella frágil construcción....
- Mexicano, -dijo nadhe- tenemos que irnos ya!
Aquella mujer hacia alocución del reloj impiedado que corría cual gotas de vida que se nos desparramaban entre los dedos, que importaba ya? donde podíamos ocultarnos?
El cuerpo de aquel maligno oficial renegado del ejercito estaba en posición fetal y ahogado en un charco de sangre impoluta brotado de sus heridas, a mortis solo un delgado muesco de labios mostraba la cantidad de dolor que sufría en los últimos halitos de vida que le restaban.
- Maldito cabron! –volvió a gritar- ruega mi muerte hijo de puta! Algo mas balbucearía pero los borbotones de sangre que salían de su boca le impedían pronunciar mas.
Me congele por un par de segundos mas, debería asegurarme que aquel mal nacido pereciera, no tan solo por la promesa de salvoconducto transpirada por el mismísimo presidente de los Estados Unidos América, si no por la amenaza que pretendía si este de alguna manera consiguiera levantarse vivo de aquellas heridas justicieras, un enemigo mas no era necesario, no le queríamos ya.
Aquella mujercita que tenia dentro el corazón de un león, me jalaba de mi estupor al mismo tiempo que me sacaba de aquel comannd center, el caos era supremo, los últimos soldados eran reducidos a viseras por los centinelas modificados de su mismo ejercito, a pesar de la violencia era una suerte de muerte piadosa antes los millones de grados centígrados a los que nos rostizariamos en un par de minutos, mientras y sin saberlo o importarles siquiera, cientos si no que miles de reanimados daban voraz cuenta a nuestro alrededor de la milicia restante, disparos, ráfagas y múltiples explosiones ringaban en el oscuro aire de una tragedia por venir...
- No tiene caso nadhe –por un instante lloriquee- vamos a morir, vamos a morir!
- No pienso caer, -respondió la ojiazul- no ahora, no después de llegar tan lejos!
Una explosión casi nos deja sordos a una docena de metros de donde nos encontrábamos, sin mencionar que nos achicharro centímetros de nuestro cabello debido al blast de calor que le precedió con fuerza sobrecogedora, mi piel se achicharro por momentos mientras el dolor amenazaba con saturar cada una de las células vivas y muertas que todavía conservaba en el cuerpo...
Los restos de concreto mutilaban a docenas de no muertos con sus poderosas esquirlas, fuego y polvo asomaban el campo de matanza, algunos soldados atrapados por la explosión gritaban de dolor por las heridas, otros solo emitían quejidos desdentados y silenciosos ante lo inevitable.
Todos estaban ante el portal del infierno...
A todos se los va a cargar la chingada...
Por que la muerte avisa, la muerte anuncia su proximidad, los cercanos a ella la presienten, la pueden inclusive oler, un dulce aroma que satura todos los sentidos, obligando a cada fibra vital a reaccionar en contra del evento fatal en punta de los propios ojos incrédulos.
El mundo transcurría lento en unos segundos interminables a nuestra extinción, cada momento a nuestro alrededor era una fotografía macabra, sangre y viseras, tripas... Trozos de carne cruda y nauseabunda, muertos y vivos un puré de mierda se embarraba sobre la superficie de aquella batalla sin sentido.
Una y otra aquellas bestias tomaban el control de la multitud de reanimados, en sus garras los sesos de las putrefactas criaturas escurrían mezclándose indiscriminadamente con cuajos de sangre ácida y otros órganos provenientes de los cuerpos caídos, de la docena de soldados que todavía trataban de defenderse la vida se les escapaba de las manos, entre granadas y fuego de repetición compraban preciosos segundos antes de ser destazados por la turba de no muertos que se cernía sobre ellos, a sus espaldas los centinelas, los demonios el nombre no importaba, aquellas quimeras cumplían su labor al pie de la letra segando los campos de muertos con sus inhumanas herramientas de destrucción masiva.
-Mexicano! -grito aquella mujer desesperada-
Las orbitas de mis ojos buscaban respuestas a mi alrededor, varios de los cadáveres que rodeaban serian de soldados roídos a un nivel de no ser recuperables para nada ni para nadie, aferrados todavía a sus armas, las ultimas facciones reconocibles en ellos mostraban el terror de lo inevitable, la inesperada manera de acabar con la vida dolida y parida por alguna madre que ahora deambularía errante en busca de nuevas victimas jugosas.
Eso sangraba locura...
La locura en una revisión profunda y profana será para algunos un estado mental permanente, un motivo que incapacita la mente para pensar y actuar de manera coherente ante la sociedad, sin embargo en la mente de los que la sufren se desarrolla como un momento de escape ante una realidad que apabulla, las voces, los ecos en la cabeza, los demonios que circulan nuestro alrededor, miles asesinan y mutilan en nombre de la locura, otros la toman y la usan como excusa para seguir viviendo.
De motivos a motivos, para mi la locura seria una manera de desnudarme de mis miedos, complejos, mascaras....
Dejando atrás todas mis dudas, llegaba el miedo de dejar de llorar mis pasados... Todos estaban muertos, amigos hermanos, amores e hijos... Cuando no queda nada por lo que vivir, solo puedes arrodillarte...
O tomar un arma y hacerle cara a cara a la muerte y reventarle su inevitabilidad a puntas de bala y sudor....
En lo que todos tomarían como una soberana locura...
Un par de fusiles automáticos arranque de las manos desgarradas de un cadáver militar, mi intención era clara, adiós miedos, adiós pasiones perdidas, si estos eran los últimos momentos de una existencia morbosa y patética, serian los mejores momentos de valentía que me ganarían el cielo y el respeto de los muertos que se pudrirían sin esperanza y remedio al sol.
Sin apuntar y confiando en la capacidad de fuego repetido de aquellas armas desboque en un grito cada una de las agruras obtenidas de tanta desesperación, los cadáveres ambulantes se derrumbaban como autenticas coladeras humanas, uno tras otro solo para que los que no terminaban con el cráneo en puré se levantaran una vez mas, la ira me obligaba a apretar furiosamente los gatillos que amartillaban las municiones de alta velocidad y punta anti blindaje, 100 o doscientos tiros después con los cañones al rojo vivo me encontré en la necesidad de recoger nuevas armas, solo para trepar dentro de un hummer abandonado y tomar mía la pavorosa ametralladora antitanque que en el estaba montada, el cargador múltiple me aseguraba al menos 1500 municiones, las suficientes para terminar mi vida peleando de frente ante la turba de demonios que vienen a reclamar mi alma a las profundidades del hades, no, no, no.... hijos de perra, este cadáver hervirá ante el fuego nuclear antes que ser el aperitivo que tanto necesitan!
Sin embargo la vida ni el destino estaba compradas, a mi derecha nade estaba rodeada por un grupo de zombies que servia de vaso para la furia de un centinela, este en particular me era conocido... Era Spanky, esa cosa y yo teníamos una cuenta pendiente!!!
-Tírate al suelo- grite- mi voz en alza atrajo la mirada de todas las criaturas incluyendo al anemorfo, era la hora de pagar.
Apreté el gatillo, un sonoro click me alerto de que algo no estaba bien, una arma cargada y un Hummer vació en medio de un campo de batalla no era algo común, al menos de que algo no funcionara....
Aquella bestia parte humano, parte animal extendió lentamente sus garras, pude ver la expresión en su deforme rostro, era de satisfacción, la satisfacción que le daba haber sido el quien inutilizaría minutos antes aquella arma de guerra, lo atestigüe demasiado tarde al mirar el sapazo marcado en el metal del cargador, estaba atrapado entre aquella cosa y un ataúd inútil sobre ruedas...
- Acabemos con esto! - dije subiéndome en el techo de aquel todo terreno militar- quieres mis nalgas puto? Ven por ellas!
Ahora era el y yo... Y un millón de esas cosas.... Y un misil balístico en camino.....
Un par de segundos bastaron para tomar la decisión final, aquella cosa salto con la agilidad de un guepardo al mismo tiempo que yo me arrojaba al vació en su dirección, en la mano el cuchillo que arrancara de la mano de Nadheza en su intento fallido de ajusticiar al militar, como en los viejos tiempos, el humano contra la bestia, la supervivencia de las especies...
El golpe fue suficiente como para noquearme por unos segundos, aquella cosa pesaba alrededor de 200 kilos de furia y fuerza sobrecogedora, si no es por mi deseo estupido de aferrarme al cuchillo enterrado en el pecho de aquella cosa me hubiera estrellado directamente en el suelo cosa que al final ocurrió cuando aquella entidad me arranco con sus poderosos brazos y fui arrojado al tejaban donde antes me habían apresado.
Dicen que la vida pasa frente a tus ojos cuando vas a morir...
Sin embargo todo lo que podía sentir eran los tres pedazos en los que mi pierna se había partido.... Un dolor indescriptible e inenarrable invadió cada una de mis arterias mientras aquella cosa se abría paso entre las paredes de metal de aquella frágil construcción....