Bocadillo de media noche

Día 9

El agua solo rindió un par de días mas, la calma sobrevivió el martirio de vernos beber a sorbos nuestra ultima esperanza de vida, trago a trago los últimos momentos de serenidad, bromeábamos sobre todo lo imaginable, de la ultima cogida con aquella cubanaza de sendo trasero ardiente, de su manera de gemir en la cama, del tequila aquel en playas mexicanas servido por ardientes señoritas…

Hablábamos de todo para no enfrentar así la muerte por insolación, sed, abandono o cualquier cosa que ocurriera en el transcurso de nuestra pagada agonía.

Día 11

Máster ha vaciado su munición sobre una tortuga que nadaba tímidamente a nuestro alrededor, su carne cruda y sangre nos regalaron un festín de dioses regresándonos la suavidad a los labios pérdida por la prolongada falta de agua.

El banquete no fue del todo beneficioso, no para todos… Carlos fue el primero en brincar al agua asqueado al ver el piso de la lancha pintado por la diarrea del máster, el Charlie como le conocíamos era un chaval duro que recogimos a los 10 tragando de los basureros de Miami, hijo de balseros conocía la miseria de la inmundicia, pero aquello era demasiado repulsivo, el máster dormido había soltado el estomago por completo, la carne cruda de aquel animal le contaminaba el estomago de alguna manera que a nosotros por juventud u algo que seria suerte no nos descompuso de la manera que a ese pobre bastardo.

Día 11 esa misma noche

El hedor es insoportable, la mierda de este tipo contiene hilos cuajos de su propia sangre, era nuestro amigo pero era necesario sacarlo de su miseria (o de la nuestra), por mas que intentábamos lavar con agua salada el piso de la embarcación el hedor a enfermedad prevalecía alrededor de su cuerpo, cuya cara se descomponía en colores verdosos y violetas por ocasiones en cada arqueada en la que su estomago trataba de devolver aquello que le enfermaba por dentro, hasta que llego el momento en que la agitación termino y dejo de moverse por completo.

Pero la verdadera tragedia empezaría a la media noche…

El infinito en la mitad de un vaso de agua…

Mi primer encuentro con la muerte...

El sonido de las olas rompe sobre las olas de aquella lancha rápida, sacándonos del letargo asesino, ya teníamos un mes y medio de haber quedado a la deriva después de aquel tiroteo con la guardia costera cuando el máster, desesperado se interno en océano abierto en búsqueda de aguas internacionales para poder así deshacernos de nuestra carga, media tonelada de polvo fino que venia perseguido por un buque de la costera mexicana que nos corto el camino limpio a la florida, donde nos esperaba una jugosa paga por aquel cargamento de mierda y mixtura maldita.

El buen máster le exigió a los motores mas de lo que estos podían darle a la nave sin despegar de los suaves abrazos del liquido salino aun después de que tocáramos la línea náutica libre el acelere no decayó hasta que las líneas de propulsión se destrozaron por completo dejándonos muertos en el agua.

6 días a la deriva

Sabíamos que no nos dejarían morir con tal cargamento valioso, supusimos por algunos primeros días que otra lancha exploraría el área en busca de mínimo aquel cargamento que en las calles tendría un valor monetario de mas de 50 millones de dólares, ellos podían darse el lujo de perder grandes cantidades en chivatos, pero no algo tan grande como lo que cargábamos en la lancha, tenían que venir por su carga era cuestión de aguantar…

Teníamos solo un litro de agua somos 3 tripulantes… los tres estamos armados…