Supongo que el charco de sangre coagulada seria lo que me impediría levantar mi rostro del suelo y no los restos de piel chamuscada por el holocausto nuclear, con lentitud comencé a reconocerme en medio de aquella obscuridad, primero mis extremidades, dedo a dedo desde mis pies pasando por mis manos, conté lentamente uno a uno de mis apéndices esperando con ansias encontrarlos todos, y para mi dolor y fortuna todos y cada uno de ellos estaba en su lugar, pude sentir un peso extra, era una especie de, de... ceniza...
Estaba enterrado por una fina capa de cenizas y tierra, eso era lo que me impedía moverme, por unos segundos recupere la tranquilidad solo para perderla a la velocidad de un escalofrió cuando al pensar en la integridad de mi pequeño acompañante, intente moverme pero mi pierna me recordó que no estaba solamente chamuscada si no rota después de la flagrante escaramuza previa al estallido, provocándome un rictus de dolor que me obligaba a mentarle la madre al mismísimo silencio abismal que me rodeaba, me sentía una vez mas desnudo, indefenso, perdido y al no poder salvar la vida de mi pequeño nuevo protegido inútil, tan inútil que no sabia que broma cósmica me mantenía vivo una vez mas.
Sin embargo me sentía agradecido de seguir con vida, a pesar de que cualquier lugar en la tierra seria mejor para estar que el que ahora me aprisionaba bendije cada instante de la vida que me tocaba vivir a cada instante prestado de las miles de muertes ocurridas y prevenidas por aquella infecta bola de fuego.
Sumergido en mis pensamientos, volví a escuchar los llantos del infante, carajo! estaba vivo!, buscando la fuente del llanto comencé a incorporarme dolorosamente, amanecía diáfanamente, entre la merma claridad que se filtraba en las entrañas de aquel agujero infernal pude ver un badajo de algo que se aferraba a un maletín chamuscado, era el infante, el cual con una furia inconsciente miraba directamente a mi tumba, de seguro esperando ver lo que miro en su padre antes de que sus sesos le inundaran la cara, un muerto viviente...
Trate de articular palabra, por alguna razón mi boca y mi cerebro por unos segundos no pudieron coordinarse, lo que asusto al infante al punto del colapso nervioso, yo chamuscado, sucio, roto y ahora estúpido frente de el no parecería mas que uno de esos asquerosos engendros para sus adentros, todo pensamiento sobre mi debería de ser aterrador.
Pero las palabras salían de mi boca una ves mas, mi estupidez por un par de segundos desaparecía, sin embargo sentía múltiples escalofríos, debe de ser la excesiva perdida de sangre de mis heridas la que poco a poco me están restando fuerzas, sin embargo logre darme a entender...
- ¿Estas bien? , le dije, hijo, contesta, ¿estas bien? -
Aquel chico al verme hablar corrió soltando todo lo que tenia cerca y me abrazo con fuerza... su rostro llevaba una quemadura horrible en el rostro, la silueta de la cañería metálica a la que nos aferramos, esta corría por su cuello y pecho sin embargo sus heridas el era mas fuerte que yo...
- No estas muerto!, no estas muerto!, repetía el chiquillo -
Sentí por segundos la calidez con la que mis hijos se abrazaban a mi al llegar a casa, por un segundo me abandone en aquel abrazo y olvide por un segundo toda la obscuridad a mi alrededor y por un instante sentí que había valido la pena habíamos sobrevivido a un impacto nuclear, nunca en la vida fui un héroe, menos con quien debí de serlo, pero por ahora las cosas comenzaban a cambiar…
Pero aun así tenia que llegar a mi objetivo…
FINAL DEL TOMO 1
Estaba enterrado por una fina capa de cenizas y tierra, eso era lo que me impedía moverme, por unos segundos recupere la tranquilidad solo para perderla a la velocidad de un escalofrió cuando al pensar en la integridad de mi pequeño acompañante, intente moverme pero mi pierna me recordó que no estaba solamente chamuscada si no rota después de la flagrante escaramuza previa al estallido, provocándome un rictus de dolor que me obligaba a mentarle la madre al mismísimo silencio abismal que me rodeaba, me sentía una vez mas desnudo, indefenso, perdido y al no poder salvar la vida de mi pequeño nuevo protegido inútil, tan inútil que no sabia que broma cósmica me mantenía vivo una vez mas.
Sin embargo me sentía agradecido de seguir con vida, a pesar de que cualquier lugar en la tierra seria mejor para estar que el que ahora me aprisionaba bendije cada instante de la vida que me tocaba vivir a cada instante prestado de las miles de muertes ocurridas y prevenidas por aquella infecta bola de fuego.
Sumergido en mis pensamientos, volví a escuchar los llantos del infante, carajo! estaba vivo!, buscando la fuente del llanto comencé a incorporarme dolorosamente, amanecía diáfanamente, entre la merma claridad que se filtraba en las entrañas de aquel agujero infernal pude ver un badajo de algo que se aferraba a un maletín chamuscado, era el infante, el cual con una furia inconsciente miraba directamente a mi tumba, de seguro esperando ver lo que miro en su padre antes de que sus sesos le inundaran la cara, un muerto viviente...
Trate de articular palabra, por alguna razón mi boca y mi cerebro por unos segundos no pudieron coordinarse, lo que asusto al infante al punto del colapso nervioso, yo chamuscado, sucio, roto y ahora estúpido frente de el no parecería mas que uno de esos asquerosos engendros para sus adentros, todo pensamiento sobre mi debería de ser aterrador.
Pero las palabras salían de mi boca una ves mas, mi estupidez por un par de segundos desaparecía, sin embargo sentía múltiples escalofríos, debe de ser la excesiva perdida de sangre de mis heridas la que poco a poco me están restando fuerzas, sin embargo logre darme a entender...
- ¿Estas bien? , le dije, hijo, contesta, ¿estas bien? -
Aquel chico al verme hablar corrió soltando todo lo que tenia cerca y me abrazo con fuerza... su rostro llevaba una quemadura horrible en el rostro, la silueta de la cañería metálica a la que nos aferramos, esta corría por su cuello y pecho sin embargo sus heridas el era mas fuerte que yo...
- No estas muerto!, no estas muerto!, repetía el chiquillo -
Sentí por segundos la calidez con la que mis hijos se abrazaban a mi al llegar a casa, por un segundo me abandone en aquel abrazo y olvide por un segundo toda la obscuridad a mi alrededor y por un instante sentí que había valido la pena habíamos sobrevivido a un impacto nuclear, nunca en la vida fui un héroe, menos con quien debí de serlo, pero por ahora las cosas comenzaban a cambiar…
Pero aun así tenia que llegar a mi objetivo…
FINAL DEL TOMO 1
1 Comments:
Amigo llevo casi un Mes esperando la continuacion de la historia.... no seas cruel.... ya continuala
DArkNeo
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